El consumo, cuestión de confianza
> Artículo publicado en ARAL
Aunque factores como la calidad o la salud siguen siendo lo más importante a la hora de hacer la compra, optimizar el precio está cada vez más presente en nuestras rutinas. Y no sólo por necesidad, sino por precaución. Prácticamente todos nos hemos vuelto más cuidadosos con nuestros gastos, haya o no haya impactado la crisis a nuestra economía familiar.
No es nada nuevo. El consumidor planifica más sus compras que antes de la crisis. Casi un 6% más de hogares prepara una lista de la compra antes de salir de casa (54% vs 48% en 2007) y se ciñe a un presupuesto fijo (37% de los hogares vs 32%). Asimismo compara precios entre más establecimientos, y acaba visitando una media de 7 tiendas al año con ese fin.
Busca activamente productos baratos y en oferta y también ahorra en el hogar; sacrifica una despensa bien equipada para poder controlar mejor los desperdicios que acabarán en la basura. Y todo ello a pesar de que ahora pasa más tiempo en casa.
Es obvio que todos estos cambios se han agudizado con la crisis, y que la industria también está jugando un papel importante en responder esta demanda del consumidor. Hoy en día es prácticamente inevitable ahorrar. En el super abundan promociones, precios y formatos especiales, tanto en marcas líderes como en el despliegue de la marca del distribuidor. Pero ¿hasta qué punto se trata de una necesidad “vital” del consumidor? ¿Qué papel juega la incertidumbre y la desconfianza en el consumo?
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